sábado, 5 de julio de 2008

soledad de soledades...

...y qué monstruo es ese llamado "soledad"???... será realmente un monstruo??...porqué nos aterrorizamos de sólo pensar en llegar a ese estado?... ...porqué???.... de pronto es algo que tenemos arrastrando con nosotros; parte de nuestra historia personal, que con sus ruidos no nos permite darnos cuenta que para expandirnos y ampliarnos interiormente, necesariamente tenemos que llegar a un estado de silencio y soledad... si ahí soledad de soledades, donde nada más estemos nosotros, vaciándonos, alejados de todo incluso de nuestros propios ruidos; llegando hasta nuestro ser escencial, la verdadera persona que somos, ese Ser que quizá no conocemos y urge hacerlo... y sólo en silencio, en soledad.

Místicos orientales decían que hay momentos en los que el camino se torna estrecho, tanto que no hay espacio para caminarlo de a dos, necesariamente hay que seguir caminando aún así toque hacerlo solos; dejándo de lado toda compañia, creencia y hasta posesiones... cuando se haya cruzado ese sendero se habrá empezado a trascender...

Cuando escribo todo esto, no puedo dejar de recordar un bello poema de Abraham Gurfinkel (lo comparto mas abajito), místico y poeta que consagró su vida a dirigir a las almas en la búsqueda de su liberación interior; él decía que cuando no se está en soledad, se es una pluralidad, y en tanto, se está desfragmentado y disperso en el mundo. Pero en soledad se está unido.

No hay porque temer, las almas necesitamos expandirnos y hacerlo desde el corazón, desde el alma; un estado de real soledad nos acerca a ese cometido, nos libera de apegos, nos silencia deliciosamente y es que en soledad, uno simplemente "ES".


De la soledad
A. Gurfinkel
Cuando sientas muy intensa la soledad
Cércala
Cércala de modo que se aloje
tan solo en el corazón.
En el centro del corazón.
Vívela, tanto que tu respiración
no sea más que el develarse de la soledad.
No muevas tu cuerpo.
No pronuncies palabra
ni con los labios cerrados.
No traigas imagen alguna a tu mente.
No generes movimiento
alguno en tu interior.
Redúcete más y más a tu soledad.
Que nada preceda ni suceda.
No esperes fin alguno
en el suspenso.
Que no haya suspenso. Nada.
Soledad de soledades.

Cuando regreses, háblame.
Cuéntame que has estado
una vez realmente sola.
Y sabremos cuan poco solo
se está en la real soledad.


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