yo también tengo un sueño...

Me ha tocado vivir de cerca la euforia de los últimos días en la capital estadounidense, por la juramentación del primer presidente afroamericano en este país; he visto y escuchado manifestaciones varias que se quedarán en mí como testigo de este pedazo de historia, importante sin duda, que empieza a escribirse; y es que por donde se mire es histórico, conlleva muchos significados que fácilmente podrían llevarnos a apasionamientos y fanatismos.

“I have a Dream…”, “Yes we can” o “Yes we did” (yo tengo un sueño, sí podemos, sí lo hicimos) se repite en las calles, en los puestos de souvenirs, en el metro, en el bus, en las oficinas, en los restaurantes; todo el mundo en DC, en Virginia, en este país; el mundo habla de eso, ha generado una de las mayores expectativas que un presidente de los Estados Unidos lograra, e incluso mayor a la del ex presidente Kennedy; y claro hasta emociona ver que este país estaría empezando a vivir, también, su proceso de cambio; es interesante ver como un hombre y su sueño han arrastrado a miles a levantar su bandera en nombre de la unidad y la esperanza; es una emoción tremenda la que se siente en las calles, un enamoramiento bárbaro entre Barack Hussein Obama y su pueblo.

La esperanza es una bandera que desde el pasado 20 de enero, llevan muchos; que si el presidente, su esposa parecen gente sencilla, que si sus rasgos parecen venir de un sentir a pueblo, que si las expresiones son limpias, transparentes, etc.; ya se escucha de todo, pero quiero y me permito en esta ocasión expresar también mi sentir y con el mi reflexión, y no es que sea yo ciudadana de este país, no, pero soy ciudadana del mundo y también tengo mi sueño!!... Sueño cargado de esperanza también, de anhelos de cambio y días mejores, de inclusión social, de justicia y equidad, de paz, de amor, de gente libre y más; para mi país, para éste país, para el mundo entero!!!

Coincido con muchos que ya estaban cansados de la anterior administración que, sabido es, no ha sido la mejor y hasta zapatazos ha recibido; aquí mismo el descontento era y es palpable, parte de la euforia y anhelos esperanzadores nacen de allí. Los muchos gritos repetían “Hi Obama, Obama, bye bye Bush” incluso volví a ver en la explanada del Capitolio y el Obelisco, un inflable asemejando a la figura del hoy expresidente Bush, tal como lo ven y esta vez libre para que la gente le de zapatazos si así lo desean… si eso pasó aquí!

Esta foto la tomé en el verano pasado, ahora volvieron a poner en inflable en el mismo lugar...

Del otro lado, no muy lejos un hombre negro, orgulloso de su origen, que lleva en sus hombros el anhelo de su pueblo, las expectativas de muchos migrantes e inmigrantes por un mañana mejor, la mirada y el corazón estancado en el tiempo, de los muchos que hace relativamente poco, tenian restringida su libertad para entrar en una tienda, restaurante y hasta incluso para caminar en la misma vereda que aquellos que tenian la "fortuna" de llevar el color de piel permitido... hoy los ojos del mundo entero estan puestos en Obama.

Pero lejos de apasionamientos, de fanatismos, creo que en términos de política hay mucho que analizar, es un inicio histórico, sin duda, pero despertará el cambio que anhelan muchos? El enamoramiento durará mucho? Cambiará mucho o poco la realidad actual?

Solo el devenir lo dirá, no quiero parecer pesimista, frente a este hecho, su importancia y las esperanzas que conlleva; tengo esperanzas todo el tiempo, y mi sueño vivo dentro de mi; pero creo que es un buen momento para que con la cabeza fría, y sin fanatismos exacerbados nos pongamos a reflexionar…

Y hablando de reflexión, en las Visiones Alternativas me encontré con este texto de Galeano y quiero compartirlo, es parte de un sueño y de las esperanzas que también se sienten…

¿Habrá de honrar Obama las promesas que ha hecho?

Eduardo Galeano

¿Obama probará, desde el gobierno, que sus amenazas guerreras contra Irán y Pakistán fueron no más que palabras, proclamadas para seducir oídos difíciles durante la campaña electoral?

Ojalá. Y ojalá no caiga ni por un momento en la tentación de repetir las hazañas de George W. Bush. Al fin y al cabo, Obama tuvo la dignidad de votar contra la guerra de Irak, mientras el Partido Demócrata y el Partido Republicano ovacionaban el anuncio de esa carnicería.

Durante su campaña, la palabra leadership fue la más repetida en los discursos de Obama. Durante su gobierno, ¿continuará creyendo que su país ha sido elegido para salvar el mundo, tóxica idea que comparte con casi todos sus colegas? ¿Seguirá insistiendo en el liderazgo mundial de los Estados Unidos y su mesiánica misión de mando?

Ojalá esta crisis actual, que está sacudiendo los cimientos imperiales, sirva al menos para dar un baño de realismo y de humildad a este gobierno que comienza.

¿Obama aceptará que el racismo sea normal cuando se ejerce contra los países que su país invade? ¿No es racismo contar uno por uno los muertos invasores en Irak y olímpicamente ignorar los muchísimos muertos en la población invadida? ¿No es racista este mundo donde hay ciudadanos de primera, segunda y tercera categoría, y muertos de primera, segunda y tercera?

La victoria de Obama fue universalmente celebrada como una batalla ganada contra el racismo. Ojalá él asuma, desde sus actos de gobierno, esa hermosa responsabilidad.

¿El gobierno de Obama confirmará, una vez más, que el Partido Demócrata y el Partido Republicano son dos nombres de un mismo partido?

Ojalá la voluntad de cambio, que estas elecciones han consagrado, sea más que una promesa y más que una esperanza. Ojalá el nuevo gobierno tenga el coraje de romper con esa tradición del partido único, disfrazado de dos que a la hora de la verdad hacen más o menos lo mismo aunque simulen que se pelean.

¿Obama cumplirá su promesa de cerrar la siniestra cárcel de Guantánamo?

Ojalá, y ojalá acabe con el siniestro bloqueo de Cuba.

¿Obama seguirá creyendo que está muy bien que un muro evite que los mexicanos atraviesen la frontera, mientras el dinero pasa sin que nadie le pida pasaporte?

Durante la campaña electoral, Obama nunca enfrentó con franqueza el tema de la inmigración. Ojalá a partir de ahora, cuando ya no corre el peligro de espantar votos, pueda y quiera acabar con ese muro, mucho más largo y bochornoso que el Muro de Berlín, y con todos los muros que violan el derecho a la libre circulación de las personas.

¿Obama, que con tanto entusiasmo apoyó el reciente regalito de setecientos cincuenta mil millones de dólares a los banqueros, gobernará, como es costumbre, para socializar las pérdidas y para privatizar las ganancias?

Me temo que sí, pero ojalá que no.

¿Obama firmará y cumplirá el compromiso de Kyoto, o seguirá otorgando el privilegio de la impunidad a la nación más envenenadora del planeta? ¿Gobernará para los autos o para la gente? ¿Podrá cambiar el rumbo asesino de un modo de vida de pocos que se rifan el destino de todos?

Me temo que no, pero ojalá que sí.

¿Obama, primer presidente negro de la historia de los Estados Unidos, llevará a la práctica el sueño de Martin Luther King o la pesadilla de Condoleezza Rice?

Esta Casa Blanca, que ahora es su casa, fue construida por esclavos negros.

Ojalá no lo olvide, nunca.