sábado, 10 de febrero de 2007

ABRE EL CORAZÓN PARA DECIR ADIOS

En nuestro camino encontramos muchas almas con las que interactuamos e intercambiamos energías de un modo que contribuye a nuestro crecimiento y al suyo.
Aprendemos lecciones conjuntamente. Compartimos la mesa. Compartimos el amor.
Pero a menudo llega el momento de decir adiós. Hay despedidas que llegan de manera súbita,
inesperada, sin advertencia. Hay despedidas que podemos planear, y hasta programar. La duración de la despedida no tiene importancia. Lo que importa es cómo manejamos nuestras despedidas. Podemos despedirnos con el corazón abierto y agradeciendo todo lo que hemos aprendido. O podemos cerrar el corazón y decir con amargura que hemos vuelto a perder. Podemos decir adiós con una actitud de confianza, fe y amor, en la creencia de que nuestros corazones nos unieron durante un tiempo para disfrutar de la vida y avanzar a nuestro viaje.
O podemos hacerlo emitiendo juicios duros preguntándonos que hicimos mal para que nuestro camino nos impidiera continuar unidos. Podemos decir adiós con el corazón abierto, sintiendo tristeza, añoranza y alegría. O podemos decir adiós bloqueando nuestras emociones y afirmando que así es la vida. A veces es hora de decir adiós. No siempre podemos elegir el momento, pero si podemos elegir las palabras de nuestro corazón.


De "Arte y cultura"

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